sábado, 29 de septiembre de 2018

¡Zorionak Mikel!


No caminaras sólo, pues conseguiste, con sólo ser, sembrar en todos los que te conocimos riquezas y valores que cultivamos con esmero, en tu recuerdo callada y diariamente.

¡Eskarrik asko lagun!"

Enrique y Maite

viernes, 28 de septiembre de 2018




29 de Septiembre, un día especial


Rozo con mis dedos las palabras escritas en otro tiempo mientras recuerdo cómo nos acompañaban siempre en el inicio de este día. Sentimientos que fluían sin pudor, verdad rotunda para leer que me llenaba y enorgullecía, me acompañaba, me fortalecía.
Ya se disipó volátil la calidez del despertar compartido. Atrás quedó el sosiego del momento, la plenitud del querer, el deseo y el amor. Atrás quedaron felicitaciones nunca más escritas, nunca más leídas.

Para ti son hoy mis miradas, las que ahora abarcan la inmensidad de paisajes que conociste. 
Para ti son mis silencios, los que siento mientras avanzo por caminos que recorriste.
Para ti son los pasos que me encaminan a las cimas que subiste.
Para ti las montañas, los campos, los collados, colores, olores, el barro, la lluvia y la brisa.
Para ti las cervezas frías, las risas, para ti mis compañías amigas, sentidas, queridas.
Para ti, hoy, mi nueva vida.

Patri





miércoles, 27 de junio de 2018

26 Junio. Dos años, una certeza (Patri)


La certeza, la que a veces, de forma cruel, nos desgarra, decidió por mí hace dos años que ya para siempre, el 26 de junio, con fresco o con calor, bucearía en el mar de la memoria recordando confesiones, gestos y miradas, y cuidando con mimo las esperanzas y sueños de aquellos días.

Y es verdad. Un manto invisible, pero indeleble, me envuelve en este día, desde que empieza hasta que acaba, y ahonda la consciencia de lo distinta que me siento desde entonces.

Con un reclamo poderoso que no puedo negar, mis pasos se encaminan a La Maliciosa,  cuna de tierra y piedra que guarda una historia de vida en común y me refleja un presente extraño.
Subo en compañía de algunos de los amigos que le conocían de hace muchos años y que le querían -Durruti, Ricardo, Maite, Enrique-, que compartieron con Miguel montañas, momentos y espacios. Caminamos juntos, separados, reímos, buscamos figuras en los neveros, olemos los piornos en flor, hablamos mientras ascendemos la última subida antes de la cima, nos calienta el sol y esperamos la brisa.
Siento en soledad mientras miro cómo mis botas pisan las piedras y se mojan con restos de nieve, mientras noto mis rodillas, mientras nos acercamos al lugar en el que se posaron sus cenizas. Me adentro en el mar, nado en rodeos las rocas que le cobijan, recuerdo la mochila apoyada en el suelo, abierta para sacar una urna minúscula; recuerdo las banderas de su tierra, su Estado y su equipo, la emoción contenida,  la sensación de irrealidad, el impulso de Aurelio para volar las cenizas al viento, el bonito final de un final triste.

Me sobrepongo a los recuerdos y al sollozo que me llega a la garganta y pasamos un buen rato trepando por las piedras, haciendo equilibrios sobre ellas. Inmortalizamos el momento con fotos que guardaremos para siempre hasta que algún día, tal vez, nos alcance la nostalgia y queramos volver a verlas. Desplegamos la tricolor para que nos acompañe en la comida y compartimos pan,  jamón, salmorejo, ensalada y agua fresca de la cantimplora de Ricardo. Vigilante, Tango babea ante el festín, pero es respetuoso y espera paciente. Nos ha acompañado incansable y, como siempre, no me puedo resistir, y le acaricio suavemente mientras se relaja complaciente.
Miramos al cielo y disfrutamos de la llegada de nubes gigantes de algodón que refrescan el ambiente. El tiempo pasa apacible, sin ruidos, solo nosotros, con él a tan solo una mirada, con él a tan solo unos metros, con él perenne en nuestros corazones.  

Vamos volviendo, y mientras me voy alejando del lugar con una despedida asumida, sosegada. Dos años, veinticuatro meses, setecientos treinta días. Pienso a veces, o muy a menudo, o tal vez siempre en horas bajas, qué me queda por llorar, reír, sentir o vivir. No lo sé, no puedo saberlo, no necesito saberlo. Vivo el 26 de junio dos años después enfrentando una certeza con una vida, la mía, y miro de frente para, tan solo, dejarme llevar. 

La pérdida nos enseña mejor el valor de las cosas. Arthur Schopenhauer
La vida cobra sentido cuando se hace de ella una aspiración a no renunciar a nada. Ortega y Gasset

  




lunes, 14 de mayo de 2018


Miguel, dejo aquí, para que me lo cuides y te acompañe, el poema que te he dedicado en la bonita marcha homenaje que tu club, La Fuenfría, ha organizado este fin de semana pasado y que he vivido de forma muy emotiva.
Lo escribí desde ese sentimiento tan profundo que me unió a ti, lo leí desde el recuerdo de lo que tuve y lo guardaré para mí, igual que de ti me guardo, para toda la vida, tu presencia querida. 

NUESTRO LUGAR

¿Para qué buscarte si no eres aire suave donde apoyarme?.
¿Por qué pensarte si eres alba clara en otra parte?.
¿Escribirte lo que fuiste?.
¡Para qué, si siempre lo supiste!.
Callado suspiro, huracán intenso, mi hondo deseo. 
¿Para qué contarte?.
¿Por qué soñarte?.
Para qué decirte,
¡haz blancas mis sombras,
aclara las brumas,
disipa los temores!.
Para qué pedirte que vuelvan los colores.

Eres memoria que me llega a soplos,
hueco roto que duele en mi fondo,
el poso lento que va quedando,
el oscuro e inmenso vacío de mi mano.

¡Saben tanto las emociones!.
Suben lentas por mis talones
y en paso leve por mi vientre
ondulan y trepan hacia las sienes.
Con furia latente allí me acometen
para lanzarme sin freno al desorden presente,
en el que quieto, infinito,
se yergue el lugar que ya no habito.

Este aire meciendo el aroma perdido,
este cielo, este mundo que era el tuyo y el mío,
este sitio donde fuiste arullo,
este tiempo donde fui murmullo.

No lo invento, los años regalos en ámbar y dorado
y los días, senderos de piedra,
toda verde, como faros que guían.
Mañanas de sol anaranjado, eran coraza para blindarnos
y las tardes, de amarillo claro, paja de graneros donde guardarnos.
Nubes celestes con suaves morados eran el lecho de noche donde buscarnos. 

¡Cuánto momento ahora descolorido,
cuánto camino mate y sin brillo!
solitario se marchita este sitio inerte y umbrío. 
Ya no tengo alas, solo cicatrices,
las sanan voces amigas, que claro me dicen
todo tiene un orden distinto
y, con paciencia, tienes que vivirlo.

Hoy es día de salto al vacío,
se cae, se levanta,
me alza en volandas para estar más contigo.
Hoy late perenne mi garganta,
digo tu nombre y se agiganta.
Vocea mi voz con un deseo,
evocar tu recuerdo,
para que el viento lo sople y cese mi trueno.

Cruel destino que ayer me arrebata
hoy, benévolo, de mí se apiada.
Llega con fe que me arrodilla creyente,
llega con magia para lograr verte.
Entre sueños, anhelos, campas y montañas
vienes a mí con ese andar que te delata.

Vuelve la cálida sonrisa de tu boca,
boca suave que me invoca,
que rozan mis labios conquistada
en caricia tibia y olvidada.
A tu mirada de miel me ato
y en tus ojos me veo llorando,
buscando como niña triste amparo,
me hago sitio en tu regazo.

Vuelve la calma a mi cuerpo cansado,
me silencio si respiro a tu lado,
a tu lado descanso y te envuelven mis brazos,
hondo abrazo del aquieto y el letargo.

Vuelve la vida a mis frías manos,
encendida piel en la que acampo,
recuerda mi tacto tu cuerpo lejano,
y siento el calor de los caminos trazados.

Con el alma abierta y el corazón pulsando
en susurros te querré lento,  te querré despacio,
porque sabiendo tu vuelta al camino quebrado
eres luz de la que me sacio.

Luz amante, incesante,
en movimiento por mis lugares,
fluyendo por sendas y cavidades
para habitar las oquedades.
Luz que ilumina, encandila,
mutila soledad de  vigilia,
adormila las noches,
calma los días,
me alivia…

En la noche de este día
de sueños, credo,
recuerdo y vuelos,
te irás con sigilo
y entonces yo,
péndulo que oscilo,
olvidaré este sitio,
el momento efímero,
silenciaré tu ruido,
y seguiré camino.

....................................

Dedicado a los amigos de Miguel, mis amigos, y, en especial a un grupo de italianos con lo que comparto muchos ratos, "los Medici". Gracias por acogerme. 


Alzo una rosa para esta travesía, 

inesperada y cierta, con que arribo
a un presente que nunca fue pensado. 
Alzo una rosa y se abre este camino.

Abro un camino y sólo por tu paso

existe y se entrevera lo que somos
y, a pesar del temor y de las sombras,
porque pueda la luz, alzo una rosa. 
                         -María J. de la Vega-


martes, 30 de enero de 2018

LEGANÉS. El Pleno aprueba cambiar el nombre de cuatro calles de generales franquistas por sus denominaciones originales



Hoy traigo momentos de trabajo y luchas. 
Y en mis manos un regalo envuelto en verdad, justicia y reparación.  
Es para ti. 
Porque te recordamos, porque no olvidamos.  


Gracias. Patri