lunes, 3 de octubre de 2016

Despedida La Maliciosa (Patri)

Durante los años que viviste en Madrid subiste a esta montaña 17  veces.  Lo sé porque las he contado, todas tus salidas anotadas en un cuaderno que conservaré toda mi vida, porque era parte de la tuya y guarda en su interior tu enorme pasión por la montaña.

Hoy estás de nuevo en La Maliciosa. Cada paso que he dado para llegar hasta aquí lo he dado contigo. Y lo he hecho para cumplir lo que te prometí, lo que te escribí la noche que acababa de dejarte al otro lado de un cristal en un edificio triste y vacío, en la oscuridad.

Por ti, Miguel, para emular tu compromiso y tu palabra. Porque sé que este es tu sitio, al raso; el viento, libre; el espacio, inmenso.

Toda tu vida comprometido: por la República, por los derechos de los trabajadores, contra el fascismo, por la recuperación de la memoria histórica, por la autodeterminación de los pueblos. Causas, reivindicaciones, momentos de lucha por un mundo mejor.
Toda tu vida compartiendo: música y fútbol con los amigos (tu Athletic querido, el Bilbao aquí en Madrid, 44 años de socio), asambleas en La Libre, calles en el 15M, cervezas, risas, montaña (siempre tus montañas ¿verdad?). Muchos clubes en tu vida (Padura, Goikogane, Standard, Peñalara, Senderos y Picos, Grupo de montaña de Euskal Etxea Madrid, Pegaso, La Fuenfría…). ¡Tantos compañeros que vivían contigo esta pasión!. No puedo ni imaginar todo el esfuerzo, satisfacción, compañerismo, amistad y libertad que compartiste con ellos.
Toda tu vida con entrega: la que mostrabas ahora, junto a amigos especiales, para dirigir vuestro club, La Fuenfría. Para que vuestro nombre no se perdiera, sino que creciera, para contagiar a otros vuestra forma de ser libres. Sé que les duele tu ausencia, que te recuerdan y añoran. Con ellos, 3 meses de consuelo, apoyo y compañía. Para ellos, de corazón, mi  agradecimiento. Aurelio, ya lo sabes, mi reconocimiento y, para siempre, gracias.

Resumo tu vida en tres párrafos, con prudencia, con sosiego, con admiración. Dicen tanto; pero es tan poco. Porque acercarse a ti, vivir contigo, era saborear tus besos, tus abrazos, tu cercanía. Conocer también tus sueños e ilusiones. Tus  miedos y dudas, tus secretos. Compartirlos para vencerlos, comprometernos para seguir creciendo.

Por ti, Miguel, estamos tantos hoy aquí. En este espacio abierto que podremos divisar desde la distancia, que buscaremos con la mirada cuando estemos cerca, que caminaremos sin olvidarte, que se mantendrá en el tiempo para cobijarte.

Hoy no soy la socia que te despidió en La Libre. Soy yo, tu Toli; soy Patri, tu viuda, y aquí estoy para despedirme de ti. Adiós amor, amigo, compañero, amante, confidente. Te agradeceré siempre haberme hecho mejor persona y desear seguir siéndolo, haberme mostrado que hay que escuchar y cuidar a los amigos, que hay que vivir la vida, que siempre hay que luchar todos juntos. Me quedo con la felicidad que compartimos, con tu recuerdo, con el orgullo de haberte conocido.


Hasta siempre Miguel!

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