sábado, 9 de julio de 2016

Despedida de Patri (9 julio 2016, La Libre)

Evocarte, Miguel, desde la calma, es recordar con ternura esos ojos cálidos, serenos, donde mis labios se entretenían antes de susurrarte al oído “te quiero”.

Evocarte, Miguel, desde el dolor, es rechazar tu muerte, no aceptar tu marcha, rememorar lo que no hace mucho tiempo me escribiste: “no imagino seguir sin ti”.

Siempre llevaste tu las riendas, las de la lucha sindical y la unidad de acción cuando trabajamos por los derechos de nuestros compañeros, tantos presentes hoy aquí; las de mi corazón, cuando era feliz con saberte feliz en tus montañas; las de nuestra vida, cuando compensabas el tiempo de ausencias y salidas con propuestas solo para nosotros dos.

Los que te conocimos sabemos que eras tranquilo, pacificador, poco complaciente, siempre íntegro y honesto, comprometido, vehemente. Tierno, sensible, pícaro e irónico, tímido. Con capacidad para relacionarte y cultivar la amistad sincera. Amigo de tus amigos. En este mundo tan rápido, tan inhóspito, tenías tiempo para contactar con ellos, preguntarles, interesarte, retomar relaciones y mantenerlas para siempre. Siempre admiré eso de ti. Te ibas posando poco a poco, en silencio, en el interior de todos nosotros, en esa parte que aún nos permite ver con claridad la belleza de las personas.

La Libre, hoy más que nunca lugar de encuentro, espacio de catarsis, a la que paseaste por montañas y ciudades, de la que hablaste, de la que te sentías orgulloso, te despide. Te despedimos todos los socios, unidos irremediablemente también por este desgarro y lamento, tu familia, tu hermana Itziar, tu cuñado Javi, tu sobrino Ander, primas y primos, cuñados y sobrinos, amigos de la montaña, compañeros de trabajo, activistas y luchadores, todas las gentes que te querían y apreciaban.

Evocarte, Miguel, es decir todo esto de ti, con orgullo, con dolor, con rabia, con amor. Ayúdame a agradecer a todos los presentes y a todos los ausentes que no han podido venir, las muestras de cariño y pesar.

Ayúdame a resistir tu ausencia.

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